La Izquierda Diario charló con Juan Justino Martínez González, representante de las 16 asambleas comunitarias que organizan la Coordinadora de Pueblos Unidos por la Defensa Del Agua (COPUDA), Esperanza Alonso Contreras del Comité Local de San Sebastián Ocotlán y con el Centro de Derechos Indígenas Flor y Canto, de Oaxaca donde nos contaron del proyecto “Xnizaa” un modelo de gestión comunitaria del agua de riego.
“Xnizaa” es una de las experiencias más asombrosas, innovadoras y exitosas que se han registrado en el país, y probablemente en el mundo, en defensa del agua como bien común, como vida y naturaleza. Organizados en 16 comunidades en los Valles Centrales de Oaxaca, de forma comunalista, exigen al gobierno permitan gestionar de modo comunitario el agua.
La guerra del agua en México
El agua se ha convertido en una mercancía. La gestión privada de los servicios de agua y la lógica de mercado intenta privatizar algo que la ONU reconoce como un derecho humano. Pero a los empresarios y sus gobiernos no les importa que el agua se acabe: convierten nuestro derecho en una mercancía.
Hablamos de un bien común pero finito; estimaciones del Foro Económico Mundial y otras instituciones calculan que para 2030 la demanda crecerá el 40% y el planeta no podrá suministrarla.
En los últimos años en América Latina se han convertido en problema de grandes dimensiones. El punto más álgido fue en Bolivia en el año 2000 cuando se decretó la ley 2029, que otorgó a la empresa de Aguas del Tunari el control de los mantos de agua y con ello se prohibió el uso de la lluvia para riego. Esto generó una rebelión con miles de indígenas, organizaciones sindicales y jóvenes desencadenando la “Guerra del Agua”. Una verdadera batalla callejera que socavó al gobierno.
En México, recientemente, en enero se pretendió aprobar una ley en Baja California que subía el precio del agua en un 30%. El gobernador Francisco Vega, aprobó la Ley de Aguas en continuidad de la experiencia de privatización del vital líquido en estados como Querétaro, Aguascalientes, Cancún, Guadalajara, Puebla en el que se han han privatizado tramos de los recursos hídricos.
La movilización social derribó la ley de aguas en Baja California. Un amplio movimiento de protesta obligó a “Kiko” a retroceder. Pero en Mexicali con el apoyo de los tres niveles de gobierno se instaló la Constellations Brands la tercera cervecera de Estados Unidos que requiere de 20 millones de metros cúbicos anuales de un agua y despojará del vital líquido a los campesinos de la zona. La instalación de la Constellations generó el movimiento “Mexicali Resiste” que realiza acciones de rechazo a la instalación de la empresa.
Coordinadora de Pueblos Unidos por EL CUIDADO Y la Defensa Del Agua (COPUDA)
En este contexto en el que el agua se convierte en una mercancía es que la experiencia de “Xnizaa” es fascinante. Se trata de 16 comunidades de origen zapoteco que han construido una fuerte red de obras comunitarias en contra de las sequías, han desafiado al gobierno y las transnacionales mineras y han avanzado en un método de «siembra de agua».
Si, ellos «siembran agua» y han evitado la destrucción de las hortalizas y que las transnacionales mineras se queden con el territorio de sus comunidades. «Xnizaa», en zapoteco, significa «nuestra agua». Una experiencia fascinante para defender la naturaleza y construir soluciones a la crisis climática.
“Todo comenzó en 2005 cuando una fuerte sequía en Valles Centrales de Oaxaca dejó nuestros pozos sin agua, no teníamos para regar nuestras hortalizas. Antes Valles Centrales era una zona con mucha agua, escarbabas un poco y llegabas a pozos para regar por días enteros nuestras tierras. Pero en 2005 nos quedamos sin agua” nos dice Justino. Entonces “muchos se fueron, migraron porque no había agua” cuenta Esperanza Alonso. La sequía no fue por el uso irracional de los campesinos sino porque el gobierno desecó las ciénagas.
Ese año decidieron hacer un experimento. Instalar un arenal, un depósito de captación de agua de lluvia que llegara a los pozos y así asegurar el riego de la hortaliza. Ese año los campesinos indígenas se enteraron que en los valles centrales se expidió una ley en 1967 por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz para la veda del agua: requerían un permiso, una concesión de Conagua para acceder a los precios subsidiados, de lo contrario costaría 3 mil pesos por dos meses el uso de los pozos.
“Nos dimos cuenta que era un proyecto exitoso, nuestro experimento resolvió la crisis del agua en nuestras comunidades. La época de lluvia es desde mayo y por ahí de julio, con el agua de lluvia instalamos más de 300 depósitos de captación de agua de lluvia. Usaron sus conocimientos de la geografía de su región, conocimiento ancestral, que se hereda de generación en generación», mencionan los entrevistados.
Ahí descubrimos que sabíamos por donde pasaban los arroyos cuando llovía, donde se captaba más agua, nuestras comunidades se ponen verdes en esos tiempos de lluvia y con esa captación resolvimos la crisis; el agua dura para todo el año, nuestros pozos con esos 300 centros de captación permitieron organizar a las comunidades de Ocotlán y Zimatlán.
Por eso les dicen “sembradores de agua” literalmente la siembran. “Defendemos la vida, eso es lo más importante, estamos defendiendo la vida de todos” señala Esperanza Alonso. Además, según nos cuenta Justino “han llegado ingenieros, gente de estudiada y se sorprenden de nuestros mecanismos y la red de riego que hicimos. Nos dicen que no pudimos hacerlo solos, pero no tienen en cuenta que nuestro saber es comunitario y que conocemos nuestra tierra”.
Las comunidades no reciben ayuda de las autoridades locales, estatales o federales. Al contrario siguen empeñados en exigir la renovación de las concesiones del agua que les negaron y que encargaron de extinguir. El sistema de «Xnizaa» es comunitario y es autorregulatorio.
Las formas tradicionales de organización política de los pueblos de Valles Centrales son la base de este modelo comunitario de gestión del agua. Organizan comités por cada comunidad, son 16 y dichos comités se reúnen cada mes, «siempre estamos reunidos para resolver nuestros problemas. También tenemos un reglamento en nuestras 16 comunidades no pueden gastar el agua” contó Esperanza. Se creó un nuevo cargo para la gestión del agua, les podemos llamar los “sembradores”.
La COPUDA exige al gobierno federal que les den el derecho, que en los hechos ya ejercen, de gestionar de forma comunitaria el agua de los pozos. En otros artículos explicaremos más de la batalla por el agua en los Valles Centrales de Oaxaca.